Somos lo que somos,
quiénes somos,
como somos.
A través de los azares
del destino
cambiamos y cambiamos,
de la mano de la voluntad
o porque lo dicta
el fuego de las circunstancias.
Pero a fin de cuentas,
es fatalmente inevitable:
el que es mona,
mona se queda.
