La tarde está declinando en picada, pronto anochecerá.
Y es que el día también se fue
en un dos por tres.
Yo he estado tratando de oír
las alegres campanadas de la inspiración,
pero no han tañido para mí.
No he tenido más que salir al descampado en su busca.
No me place ser impaciente,
pero no quiero esperar en vano.
Si no funciona la estratagema,
me voy apagado hasta mañana
y eso al poeta duele.
Seguiré intentando.
