Roderico Rodríguez, escritor costarricense

La felicidad porque anoche llovió

Acaba de venir expresamente a saludarme mi perro Ben,
único macho en la manada,
viejo como yo,
abanicando su hermosa cola
y con su característico movimiento de cadera al andar.
Vino a la hamaca, lo acaricié,
se regodeó,
dio vuelta y se fue con su paso de baile.
Vino a través del patio,
para comunicarme su felicidad
porque anoche llovió.