La recogimos chiquita y saliendo apenas la pobre del distemper.
Logró salir adelante pero le quedó un espasmo
que ha ido disminuyendo poco a poco
y al cual se acostumbró.
Le sucede cuando está echada
y en nada afecta los movimientos
y el sueño.
Ágatha llegó enclenque a la manada
y hoy día está hermosa y feliz,
“en el paraíso”,
de donde nos despedimos nosotros,
y nos dimos a pensar
y a ver que las cosas
no son como parecen.
