Estoy de frente a la aterradora página en blanco.
Me siento débil, impotente.
Soy un viejo casi octogenario
y la poesía es mi refugio.
Ven poesía.
Te necesito para vivir.
Estoy perdido sin ti.
Contigo puedo ir hasta el fin del mundo.
Te prometo poner siempre de mi parte.
Puedes venir a cualquier hora,
en cualquier lugar.
No importa si estoy dormido.
Te daré lo mejor de mí.
Si es preciso viviré solo para ti.
No me abandones.
Te lo pido por favor.