Categoría: Roderico

Lo recuerdo. Fue en un bar que un conocido me enseñó los versos que escribia en su viejo cuaderno. Y comprendí, más bien se me reveló, intempestivamente, con susto incluido, lo que yo andaba buscando y quería hacer. Y dí con el inicio del resto de mi vida.

El pensamiento es producido por lo que llamamos mente, el cerebro que aloja el cuerpo en la cabeza. Y que tiene miles de millones de neuranas que se activan y se combinan, y por lo visto, viene en evolución desde hace 300 mil años, cuando surgió nuestra especie Homo Sapiens. El pensamiento es material pero…

De veras que vivir cuesta. Es una competencia en que se gana o se pierde. Hay que estar alerta. Y no zafar el bulto cuando más bien haya que meterlo. Es una lucha continua. La otra posibilidad que ofrece la vida, es el tren multitudinario del destino.

El amor es un invento del hombre, para compensar en intensidad el corto tiempo de vida; como si fuera la eternidad.

Carpintear y escribir es vivir, para mí. Y los demás verbos, en acción supletoria, como diligentes auxiliares. Puede ser un reduccionismo de la vasta vida, pero carpintear y escribir es el objetivo último para mí. Y las demás son acciones coadyuvantes. Lo jodido es que se me va el tiempo sin darme cuenta. Y sufro…

Es más frecuente de lo deseable que vivamos creyendo que somos otro, distinto del que realmente somos, y que en la niñez nos hicieron creer que éramos, como decir «doña toda». Es un problema familiar que se inocula durante la crianza de los hijos, creyendo que no son como son, sino como se imagina o…

Tu boca entreabierta, sus imperceptibles exhalaciones que siento, que aspiro a través de la pantalla. De veras. Tu cara tiernamente expresiva y a veces bravía, y el piano que se conviene de maravilla con toda vos. Tus brazos perfectos y tus manos, sus alargados dedos y la rosácea piel delicada. Para mí sos perfecta Yuja.…

Para mi es una friega vivir, a veces, porque soy intempestivo. Y después me lacera la culpa, me da pena propia y ajena. Y tiene que pasar rato para que se calme el oleaje interior amargo, que se apodera de mí.

Otra vez haciendo mi casa viendo al mar. 30 años después de haberla hecho en Loma Alta. He hecho muchas cosas en la vida, y deshecho. Pero yo soy el poeta y el carpintero que disfruta haciendo una rancha para vivir.

Tengo mis metas y procuro ir hacia ellas continuamente. Voy y voy, con altibajos siempre voy. No tanto llegar como estar yendo es suficiente para mí.

Método. Método. Hay que tener método para vivir la vida. Tan bien que lo sé y tan fácil que se me olvida.

El pasado germina a la sombra del olvido. Su recuerdo puede surgir al momento, deforme por estar guardado. Somos todo lo que somos. Al instante.

La bestia espera tranquila en el fondo de la cueva. Se siente segura. Sabe bien que un tal Teseo, es solamente un personaje literario. Y que ella es simbólicamente imperecedera.

Se puede afirmar que la verdad no existe como una meta conseguida y final. Que lo que hay es un camino que lleva a la verdad y su continua búsqueda. Esta disquisición es crucial para tratar de entender el mundo. Mal entendida es causa de fantasías y equivocaciones.

Ese lote que compré en Jocote, cerca del Asilo de Ancianos por si acaso, donde comienza a bajar la carretera hacia Mata Limón, tiene una vista preciosa del Golfo. Es una pendiente y pienso construir sobre pilotes una plataforma. Y veré, cuando llegue el momento, si es que llega, si un tipo tráiler o hecho…

Voy por mi vida como por un trillo, a menudo con entusiasmo. En algún momento, autómata, no sé de dónde vengo, ni hacia dónde voy. En el instante, suspendido, aislado, solitario. Como un astro en el firmamento.

He recibido o padecido, como se quiera ver, la influencia personal e intelectual de gente conocida, a lo largo de mi vida. Y también de gente desconocida, mediante la lectura. Estoy agradecido, aunque hay entrecomillados. En llegando cierta edad asumí yo en persona, mi propia guía. Voy por mi camino, porosamente abierto a la opinión…

Yo soy yo en ejercicio, en acto. Soy siendo. No hay reposo. Es una faena continua. Salvo dormido.

Recuerdo que en la poza de Los Ahogados, cuando era chiquillo, un día domingo que había mucha gente, como algunos bañistas se tiraban a la poza desde la rama de un sotacaballo, yo hice lo mismo para no quedarme atrás, yo, nada menos que yo, el mero mero. Me subí al árbol y me paré…

Nací en una casa de tablas y en la cocina fogón y piso de tierra. Recuerdo las pilas de lavar ropa hechas por papá, el desagüe aquel en cuyo filo de cemento me rajé la cabeza. El palo de naranja agria. La plataforma que hacían las matas de zancudo recortadas, donde madre tendía desde temprano,…

Se me ha señalado como mácula en lo que escribo últimamente, que me refiero solo a la vejez y a la muerte. Y es cierto que son esos los temas que me han ocupado estos días. Y no tengo ningún descargo que hacer. La pura y dura realidad es, que soy un viejo octogenario que…

«Un hombre, en cada instante de su vida, es todo lo que ha sido y todo lo que será» dejó dicho Oscar wilde. Y es que la vida de cada quien va de principio a fin, y acontece toda en el solitario instante. El pasado es recuerdo del presente y el porvenir espera. El tiempo…

La vejez, tal es el nombre que los otros le dan, dice Borges, llega sin previo aviso. Parece mentira pero es cierto que un día cualquiera, repentinamente, uno se percata que la edad se le vino encima, que se hizo viejo. Lo toma por sorpresa, cuando es lo cierto que ya va adentrado en ella.…

A veces siento nítidamente que la vida no tiene sentido, que hubiera sido mejor no haber venido a este mundo. El desconsuelo es total y no consigo levantar el ánimo para acometer el día. No sé qué hacer, salvo dejar al tiempo que haga su trabajo. Es el recurso a mano, de lo contrario estoy…

A veces me siento cansado. Y entonces tengo que estar alerta, para no dejarme llevar al retiro de lo inservible. Tengo el taller de la palabra y vivo alerta hasta dormido. Sigo adelante sin descanso. Vivo obsesionado, no sé vivir de otra manera.

He venido a ser poeta, es lo que siempre quise. He tenido que ganármelo a base de trabajo. No se puede aflojar la tensión porque se cae en el vacío de la cotidianidad. Soy un hombre solitario, inimportante, pero he construido mi destino. Sólo me queda seguir siendo yo hasta morir.

He sufrido. No es algo exclusivamente mío, más bien es cosa común entre la gente. El tiempo va poniendo todo en su lugar. La distancia es una luz de entendimiento. Vivir es también saber que se ha vivido. Y tener que morir y no poder hacer nada.

Mi padre, hijo de padres de San Ramón, era carpintero y ebanista de oficio, discípulo de mi abuelo Ernesto, carpintero toda la vida. Antes las casas eran mayormente de madera, y las hacian los carpinteros. Mi padre, a las horas de café y comidas en la mesa faniliar, escribía versos en las orillas del periódico.…

Estoy siempre dispuesto a decir, cuanto antes para no olvidar, lo que se me ocurre. Decir por escrito. En eso me siento como niño con juguete nuevo y acudo (moviendo el rabo si tuviera), cuando salta la chispa. Escribir, dar con la primer frase y seguir. Sentir la certidumbre de haber dado en el clavo.…

Me gusta eso de ser nadie. Aparte que, como sabemos, a Odiseo le salvó la vida, a mí me permite vivir libre de estrés y, no exagero, me ha salvado la vida también, De veras que, desde que soy nadie, he vivido mis años más tranquilos. Y curiósamente, los más provechosos también. Ser nadie es…

Soy un viejo solitario que sabe que no está solo en el mundo. He fracasado, he perdido, he ganado. Me he visto a la cara. Soy culpable. El olvido que anestesia es mi aliado. El presente es generoso. Qué sería de mi sin la poesía y la literatura.

Resulta que no es que vamos lanzados como perdigón a través del espacio de las estrellas, si no que es el espacio el que se expande a velocidades cada vez mayores. Ilustrativamente sería como si tuviéramos un mapa del universo, y lo fuéramos ampliando indefinidamente. Y así cada punto en el espacio universal, se va…

Recuerdo varios trances en mi vida que me hicieron sufrir. Recuerdo tiempos de incertidumbre que tanto daño me inflige. El dolor aleccionador de las derrotas. El peso crucial de algunas decisiones. Sentirme culpable. Ahora estoy viejo y la parca viene en camino. Y sin embargo no sufro como sufrí en aquellos años.