Quisiera ir al restaurante Ana,
clásico en pastas italianas
que me encantan.
Está ubicado en el Paseo Colón,
y antes estuvo
de la catedral 200 al norte,
a media cuadra,
al frente del edificio donde estaba la oficina en que trabajaba yo.
Es lo mismo decir,
de donde estuvo por tantos años la embajada de Estados Unidos,
en la esquina que forman
la avenida tercera y la calle 3,
150 al sur, a mano izquierda,
después del parqueo que había en la esquina,
un viejo caserón de madera,
inexistente ahora por supuesto.
Se requiere cierta edad para esos recuerdos.
Siento la necesidad de visitar ciertos lugares
que quedaron como hitos o señales
de mi paso por el mundo.
Algunos se me olvidaron
o no quedan vestigios de su existencia.
Otros titilan en el vago mapa de mis recuerdos.