Qué ser inextricable es el bicho humano.
Clamando todavía a dioses en el cielo
y maltratando a la naturaleza en la Tierra,
un día si y otro más aún.
Y queriendo sacar siempre
el mejor partido.
Acumulando todo lo que se pueda y si es posible,
más de lo posible.
Nada que sea en beneficio propio tiene límite.
Aún contra la ley,
siempre que sea a la sombra.
Adónde hemos venido a escorar.
Bien que lo sabemos
y nos hacemos los tontos.
Pero será caro el precio.
Como están las cosas,
cada vez peor,
se puede afirmar
sin caer en alarmismo,
que no queda tiempo
para corregir,
es ya un sueño imposible.
(Más ahora con Trump).
No hay que ser profeta para ver el Apocalipsis
que ha comenzado ya.
Pero seguimos en lo mismo,
tan campantes.
Y multitudes rezan, se santiguan
y van a misa.
Es macabra la bestezuela humana.