En una entrevista dijo Gabo
que a él no le gustaba que la vida se acabara.
Que eso no estaba bien.
Tendría 75 años máximo,
me parece.
Yo, en mis 80,
pienso como García Marquez,
quiero seguir viviendo indefinidamente.
Al final de su vida Gabo tuvo problemas de memoria,
como ironía del destino;
y como confirmación de su estirpe de los Buen Día.
Creo, y espero que así sea,
que conforme se aproxima el fin,
se va dando un proceso metabólico concomitante,
que puede hacer más llevadera
la muerte que viene.
El que sea inapelable,
es una condición dramática
que contribuye a la resignación.
