Llega el nuevo día.
El más menos de la vida diaria.
La cadena del tiempo es un continuum,
inagotable “Persecula seculorum”.
Por delante vienen los días
y van cayendo en procesión
en el pasado.
Lo mejor es abocarse concentrado
en el momento presente,
vivirlo como si de exprimir una fruta
se tratara,
y tirar después el estropajo en el olvido,
que es el inmenso cajón de los recuerdos.
De frente,
atento siempre a los balones del tiempo.
