Las palabras son formatos,
o mejor dicho formaletas ( para usar un símil de la construcción ),
en las que se vacía el contenido que,
en tratándose de poesía,
es el sentimiento sentido por el poeta.
Se puede afirmar con razón literaria,
que las palabras son
letra muerta,
y es necesario aventarlas
con el soplo del sentimiento, para ponerlas a decir.
Son un resultado natural del ingenio humano,
en su proceso de desarrollo
y adaptación al medio.
Y no son, por tanto, ocurrencias arbitrarias,
meros instrumentos adventicios, veleidades,
sino la resultante natural
de la necesidad de comunicación.
Puedo afirmar
“mutatis mutandis”,
que las palabras son al Homo Sapiens
como las rosas son al rosal.