Hay momentos en la vida
en que nada es suficiente
y todo es inútil.
La vida pierde sentido
y el tedio gana terreno
destruyendo toda esperanza.
La voluntad se agota y casi
no da para el mínimo.
Más parece tiempo de renuncia y abandono de todo propósito.
Y quedarse en blanco, livianamente al pairo.
Tal vez el tiempo sea la cura.