Roderico Rodríguez, escritor costarricense

El sótano de la memoria

El olvido no hay.
Es más bien un recurso mnemotécnico del cerebro.
Es, como lo llama Borges,
el sótano de la memoria.
Es ahí donde guardamos el tropel de recuerdos,
para aliviarle peso a la memoria, abarrotada de todo lo vivido.
Si así no fuera,
nuestra memoria sería
un pesadísimo vaciadero
de imágenes, vicisitudes, minucias,
que prácticamente nos embotarían mentalmente.
Y sería imposible la vida normal,
que es lo que le ocurre a Ireneo, personaje de “Funes el memorioso”,
magnifico cuento de Borges que, según sus palabras,
es una metáfora del insomnio.
El pobre Funes, a resultas de un golpe recibido en la cabeza por una caída de un caballo,
se le prendió la memoria sin descanso.
Se le gravaba imborrable el recuerdo de todo,
el ocaso y sus destellos a travez de la ventana,
el desplazamiento de una mano
que se mueve, un rostro que habla,
minuciosamente en todos sus gestos y posiciones milimétricas.
A tal punto que Borges prefirió callar en su visita,
y mantenerse quieto en la silla,
evitar gestos,
para no atiborrar al pobre Funes.
Qué sería de nosotros
sin olvido.