Debido a mi temperamento inquieto,
a lo largo de mi vida
lo normal ha sido que me encuentre haciendo algo, entretenido.
Me parece una combinación de las maneras de padre, cuyo taller estaba al lado de la casa,
y de madre continuamente hacendosa.
Y también de mi amigo Rafael,
el zapatero, Papito le decía yo,
y él también a mí.
Mi padre murió cuando yo iniciaba el cuarto del colegio
y a los pocos meses descarrilé en San José,
recién traído de Esparta, donde nací y me crié.
Desde los 16 me tocó trabajar,
haciendo mandados y la limpieza en una oficina de abogados.
Volví al colegio y nuevamente me retiré,
fue un tiempo incierto y desolado para mí.
De una situación así, muchacho,
puede uno salir disparado en cualquier dirección.
Al año siguiente logré pasar el cuarto año,
en un colegio en La Sabana por la noche.
Y era complicado porque tenía que tomar 2 buses,
por lo que a menudo me quedaba sin comer en la noche.
La historia del quinto año y la universidad mejor ni la cuento,
fue la multiplicación prolongada
de esas molestias y más.
Pero tengo que decir que dinero entonces, no me faltaba.
El trabajo fue lo principal para mi durante años de años. .
Como señal digo que duré 10 años para terminar la universidad y un par de años más para graduarme de Licenciado en Administración Pública.
Tuve que hacerme “ a puro güevo “
como se dice.
Ahora por dicha me las paso en la hamaca leyendo,
y escribiendo mis ocurrencias.
El motivo original de esta nota se me olvidó pero ahí la dejo, documental como es.
