El problema que he llevado y llevaré conmigo es ser yo.
Yo y nadie más que yo,
el íntimo responsable
con toda la estela que va dejando
a su paso.
He ahí el asunto.
Porque ser yo no es una meta
que puedo alcanzar y colmar,
sino que es una vivencia continua,
un proceso en el transcurso del tiempo.
Siendo y tratando de ser a la vez.
Una voluntad en acción.
Es como una condenación
tener que darle sentido a la vida
con nuestros actos cotidianos,
salvo dejarse llevar por la corriente
y pagar el precio de la frustración.
Y de todo hay en la Villa del Señor.