Antes,
casi toda mi vida,
ni pensaba en la muerte.
Y si lo hacía era en la muerte
de los demás.
Ahora en cambio, casi todos los días,
me acuerdo que ya estoy montado
en el magazine,
a la espera del disparo final
(para seguir con el símil).
Es irónico y hasta grosero
tener que morir porque sí.
Como van las cosas,
vendrá el día en que la muerte sea
una elección personal.
Pero ya para qué,
si no estaré para vivirlo.
