Vivir cuesta.
Hay que estar atento para darse cuenta,
pues la vida autómata o consciente,
siempre transcurre.
Puede uno vivir inmerso en el ajetreo diario
y a veces ni cuenta se da.
La costumbre es anestésica.
Esta vida se inicia
con la carrera de los espermatozoides,
que es a muerte.
Que no haya un recuerdo
consciente,
no significa la ausencia
de esa conmoción vital.
Al contrario,
indeleble la llevamos impresa
en la carne.