Leer y escribir
son acciones cotidianas en mí.
Y aunque he publicado alguna vez,
me da pereza,
me arredran los quehaceres
que demanda la publicación de un libro.
Antes y después.
Y aunque me haría muy bien
el beneplácito de la gente,
lo he olvidado.
De modo que esto de escribir
es un asunto cada vez
más íntimo y personal.
Un entretenimiento.
Y estoy conforme.