El tiempo pasa, se está yendo, es una fuga.
Es tan breve su vigencia que se puede apreciar solamente en retrospectiva.
Vivimos recordando el pasado y esperando el porvenir.
Y es curioso que siendo así, se vive tan atribulado.
Podría decirse que es un drama la vida.
Un montaje en escena donde somos los protagonistas.
La representación es continua. No tiene principio, ni tiene fin.
Somos actores y a la vez, espectadores.