La vida después de la vida.
La visión retrospectiva de la vida vivida que solemos hacer,
es aspiracional, subjuntiva,
fabulada,
sobre lo que pudo haber sido y no fue.
Podemos decir con acierto
que esa es la dimensión literaria de la vida.
Las proyecciones que hacemos.
Sueños, anhelos, ilusiones.
Viéndolo bien la vida real y concreta que vivimos
es concentrada y fugaz.
La flor pasajera del instante, mínima redondez compacta
de tiempo que se aprieta
y se contrae ensimismado,
como los huecos negros en el espacio de las estrellas.
Lo que queda para la vida es
el recuerdo y la ensoñación,
la vida después la vida.
Podría terminar aquí.
Pero quiero agregar que por lo dicho anteriormente, la literatura es una de las dimensiones de la realidad.
Si así no fuera seríamos como nuestros queridos perros, sin problemas intelectuales.