Necesito escribir.
No es solamente una necesidad física
que me lo advierte,
es también una desazón moral
que no me deja estar en paz.

Necesito escribir para vivir.

Es un requerimiento personal que por definición,
implica también a los demás.

Tengo que aplicarme a escribir.

De mí,
de los otros,
de mi pequeño mundo.