Por mi culpa, por mi culpa,
por mi grandísima culpa.
Merezco su desprecio.
De nada vale pedir perdón,
pero aún así,
de hinojos se lo pido a ella.
No digo su lindo nombre de 5 letras,
pero resuena musical en mi recuerdo.
Y no es que así mitigue la culpa,
pero comprendo mejor el castigo.
Comprender es aprender
y a la inversa.
Igual me duele.
A estas alturas de mi edad
no es virtud,
más parece necedad.
Ya ni los golpes enseñan.
Tengo el ánimo lleno de moretes.
Qué no daría yo
por ser otro,
siendo el mismo.
Es un galimatías
pero lo digo de veras.
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