Somos un todo completo.
Hay que ser racional,
pero sin abandonar nuestro lado emocional,
precisamente por ser nuestro.
Somos un mínimo todo entero.
Siendo que soy racional,
no debo ignorar que también
soy irracional.
Porque pierdo mi forma intacta
de ser,
y paso a ser,
contrario a mi forma natural de ser.
Ya fue dicho con la sabiduría
socarrona de nuestros
abuelos:
“Ni tanto que lo queme,
ni tan poco que no lo alumbre”