A veces tiene uno que recurrir,
a la prueba y error
como método válido de conocimiento.
Es un recurso auxiliar
cuando no es posible aplicar
el método científico estándar de validación.
El propósito es ir dando pasos hacia el conocimiento verificado.
Y no es que el conocimiento
adquirido así,
se consolide y se tenga por incontrastable, no es así.
Más bien el conocimiento científico se tiene siempre por interino,
mientras no se pruebe lo contrario.
Y es por esa interinidad que el conocimiento científico avanza, de lo contrario se detendría congelado en una conclusión
que puede ser falsa.
La teoría de la relatividad de principios del siglo pasado propuesta por Einstein,
es contrastada continuamente,
y ha salido confirmada todavía en la actualidad,
después de más de un siglo de propuesta;
es un caso excepcional.
El conocimiento que no se pone a prueba
y se tiene por inconmovible,
es lo que llamamos dogma o creencia,
y que es propio de las iglesias y las sectas religiosas.
Y directamente concierne a una manera de ser.
En estos casos,
a quien cuestione o ponga en duda,
se le tiene por sacrílego
y, sin contemplaciones,
se le condena a las ardorosas llamas del infierno.
En otros tiempos se le encarcelaba, se le torturaba
y se le ejecutaba (?).
Concluyo diciendo que
la ciencia es el limpio afán de conocer.
Y la creencia el afán de creer por costumbre, por miedo
o por interés de salir premiado,
nada menos que con vida eterna,
algo que es didicil de comprender por antinatural.
No es inocua ni sutil esta diferencia en el modo de ver el mundo;
ha sido, y sigue siendo, el motivo de persecuciones y crímenes de lesa humanidad.
Y mejor no sigo porque me pueden mandar a . . . callar.