En Esparta cuando me criaba,
en la jerga futbolera,
le decíamos “ cona “ a los tiros de esquina,
sin duda por aquello de “ corner” en inglés.
Cuando los primeros grados de la escuela, hasta cuarto,
andaba mayormente descalzo
porque no me gustaba andar con zapatos;
Andar descalzo es uno de de los mayores placeres que llevo en la memoria;
la piel de la planta del pie se endurece con el uso,
hay que aprender y yo por fin me calcé, no tenía otra opción.
Y cuando me calcé,
se me acabó la afición por “ jugar bola “,
muy descriptivo de lo que hacíamos en la cancha,
todos tras una pelota de cuero.
Las bolas de futbol se hacían con gajos de cuero cosidos,
y una boca para meter el neumático,
cosida con una coyunda a manera de cordón.
Pegar con la frente en esa costura
era cosa seria,
Y esa bola mojada era inmanejable y peligrosa.
Y a esto se puede adicionar que los porteros en ese tiempo jugaban
a mano limpia, sin guante.
La prehistoria del futbol en el país
a la vuelta del tiempo.
