Viene la travesía la de la noche en medio de la oscuridad.
Me encanta dormir, soñar,
estar durmiendo.
Y con la alborada llegar al día
con ganas de dar inicio.
Desayunar rico y con un buen jarro de café negro sin azúcar.
De previo un jugo de zanahoria con naranja que yo mismo me preparo, cada día me sabe mejor.
Antes que todo hago una rutina de ejercicio y me baño.
El rato de los ejercicios no es tan prolongado, pero lo hago todos los días.
Y ahí creo, está la clave de que me siento bien físicamente, no padezco dolores articulares, me puedo agachar y mantengo agilidad para mis movimientos elementales.
Pero estoy senil y no se me debe olvidar.
La labor del día comienza normalmente con la lectura,
que incluye consultas y a veces escritos, versículos y algún verso.
Y cuando esto sucede,
se siente rico el pequeño logro cumplido.
Bueno, y ahí sigue mi día entre letras y cabeceos de sueño después del almuerzo.
Y por último vuelta a la cama
y hasta mañana sea dicho.