Este oficio de vivir es antiguo,
machacón, y a la vez,
renovado y sorpresivo.
Contradictorio sin duda.
Va marcando el surco
por donde fluye como los ríos.
Es inevitable la metáfora
desde Heráclito de Éfeso.
Y lo es de tal modo,
que la vida se diluye en la muerte,
como los ríos en el mar.
Ya todas las metáforas han sido dichas,
solo nos quedan pequeñas variaciones,
para seguir adelante con este viejo oficio
de dar alas a las palabras.