De veras que la vida
es un misterio a la vista.
Un envoltorio cerrado y comprimido en sí mismo.
Nacemos naciendo, vivimos viviendo, crecemos creciendo, amamos amando, etcétera.
Por más despliegue que hagamos seguimos en lo mismo, ensimismados.
Un pleonasmo en toda su extensión.
Y ciertamente vivimos ontológicamente atrapados, sin salida en este mundo y en nosotros mismos.
La única salida podría ser un retorno al origen, a la vida puramente animal de simio.
Para vivir plena y libremente la vida sin ser,
fuera de la prisión de nosotros mismos.