El pecado es la mácula del mundo civilizado.
El mundo de la culpa y el perdón.
El mundo que está más acá de la vida primordial,
marcado, legislado, regulado.
El mundo de la contradicción.
El mundo de la angustia existencial.
Irrumpe dentro de mi.
Y me debato entre yo civilizado
y la imborrable nostalgia de mi primigenio yo.
Pobre, no alcanzaré nunca a vivir plenamente mi vida.
Mutilado.
Suspendido en el abismo
entre una y otra vida.