Roderico Rodríguez, escritor costarricense

Hombre en el claustro de sus apetitos

Leo siempre que puedo a Pavese.
Desde que lo leí por vez primera simpaticé con él,
sus temas, la prosaica y precisa manera de decirlos,
cargada de poesía.
Él mismo se considera, con justicia,
como el padre de lo que llama la ‘magen relato’,
esa forma tan simple y singular de relatar las cosas viéndolas.
He leído diversas traducciones,
y Pavese se impone siempre con su manera llana y su prosa poética.
Se trasluce siempre el personaje que es él
y sus íntimas carencias afectivas.
Cambiando lo que hay que cambiar,
similar al caso de Pessoa.
No es un maravilloso amanerado de salón,
como el inigualable O. Wilde.
Es más bien un hombre en el claustro de sus apetitos,
y en ese claustro murió,
de su propia mano.