Amanece quieta y callada la mañana,
sumisa a la luz del día.
La ciudad despierta
y con la misma inicia el trajín del sábado,
el día más movido de la semana.
Mi plan, como es habitual,
es seguir con la lectura en curso
y si la inspiración me favorece,
escribir como ayer,
algunos versos que me hagan sentir,
al final de la jornada,
ingenuo de mi,
que he tocado el cielo con las manos.
