Yo he vivido todos los momentos.
El drama, el encanto, el amor, lo cotidiano.
Todo en mi larga vida lo he vivido.
Pero el pero, como diría mi abuelita.
Esas cosas vividas lo han sido como una consumición.
Han venido y se han ido
acarreadas por el instante que no dura.
Y es hasta después
viéndolo en retrospectiva,
que he querido resistir o regodearme.
Ya para qué.
No tiene arreglo esta vida.
Mientras vivimos el momento
es tal la conmoción,
el esplendor.
Y es hasta después,
hasta después. . .
Cuando sólo el recuerdo queda y ya no hay nada que hacer.