Como un río de plata avanza el día
y desemboca en la noche.
Yendo por el camino empedrado de las horas,
arribamos a la otra orilla.
La del descanso y el sueño anestésico.
Mañana será otro día,
un nuevo trayecto por recorrer. A estas alturas verticales de mi vida,
no sé que sería de mí
sin la lectura y la escritura
que entretienen mis días.
Me da vértigo pensarlo.
Mi interés por vivir
se ha contraído.
Leer, escribir,
dos caras de un mundo acorde,
el mundo que habito,
cerrado al mundo.