Es más frecuente de lo deseable
que vivamos creyendo
que somos otro,
distinto del que realmente somos,
y que en la niñez nos hicieron creer que éramos,
como decir «doña toda».
Es un problema familiar que se inocula
durante la crianza de los hijos,
creyendo que no son como son,
sino como se imagina o se quiere que sean,
al margen de los hechos.
La esquizofrenia como mampara
de la realidad.
La familia como un fábrica de monstritos.