Entre el verso y la prosa me he quedado.
A una orilla y la otra,
tratando de fluir por el cauce de la poesía.
Lo intento, hago lo posible,
no es que me quede ocioso
viendo pa’l ciprés.
Mi propósito es infundir vida al carapacho de las palabras.
Que no sean meras formas inertes tendidas en la página.
Que levanten el vuelo y digan, indeciblemente,
lo que tienen que decir.