La cruda realidad es un tupido caos.
Hay que ser precavido,
ver los claros del camino.
Intuir el rumbo.
Se requiere cautela.
El sendero es enrevesado
y peligroso.
Varias veces me he extraviado.
Y sinceramente a estas alturas de mi vida,
no sé si he podido reorientarme,
o es que sigo en la espesura
perdido,
buscando una salida.