Autobiográfico

Aquí estoy sintiendo el ámbito callado de mi casa.
Altas paredes de repello gris.
Cielo raso café rojizo.
Puertas de pochote que yo mismo hice.
Corredor al frente y corredor atrás.
Este último es mi oficina
donde el mobiliario principal es la hamaca;
la recomiendo porque no causa dolores articulares
y es justo al cuerpo, conviene una cabecera ad hoc.
La tengo sujeta de dos bases metálicas ancladas con tornillo al piso de mosaico,
son seguras y ocupan poco espacio
Una hamaca es lo máximo que hay para descansar y leer,
y escribir en el celular.
Ambos lados de la hamaca al mismo nivel, en la mañana de un lado y en la tarde del otro, por aquello del reflejo de la luz día.
Me siento muy bien en mi casa; falta terminarla pero eso
más bien le agrega emoción y labor, es decir yo,
como un pez en el agua.
Esta nota es un de previo para irme a la cama y agrego: hay que hacer lo que a uno le gusta, siempre que se pueda,
eso realiza,
empeñar esfuerzo para alcanzar logros.
Hay que planear el día,
es culpable desperdiciar el tiempo.
Vale la pena vivir,
pero hay que ponerle ganas.