El acto de escribir es el producto de una pulsión orgánica,
no es una veleidad, un simple artificio del Homo Sapiens.
Es de suponer
que la comunicación social
se ejerció primitivamente,
mediante actos y gestos corporales y guturales,
que se fueron desarrollando y sistematizando con el tiempo.
El tacto y los gestos son, seguramente,
las primeras formas de comunicación social humana.
Y después las palabras, primero pronunciadas oralmente y luego también por escrito.
Esto último como sabemos,
ha venido a ser toda una especialidad académica.
También la dicción,
pero en ámbitos específicos como la oratoria y las artes escénicas.
Y ahora paso a lo que me interesa aquí,
que es el acto de escribir poesía y literatura.
En la tradición occidental como bien sabemos,
el adán en esta materia fue Homero,
el griego jonio
a quien se tiene por autor de La ilíada y La Odisea,
y que supuestamente vivió en el siglo VIII antes de Cristo.
En alguna tradición se considera que Homero no existió realmente como individuo,
sino que es un personaje inventado por el tiempo,
y representa a los aedos de entonces que son,
el lejano antecedente histórico de los poetas de hoy día.
Y es que La iIíada y La Odisea fueron primeramente, fragmentos dispersos de la tradición oral de la época,
que los aedos cantaban de pueblo en pueblo,
y que luego fueron recopilados y fijados por escrito en las obras mencionadas.
Según estos datos,
en occidente tenemos ya casi 3 mil años de tradición escrita.
Algunos especialistas han llegado a la conclusión de que La Ilíada y La Odisea son obras del mismo autor,
y de ahí coligen que Homero si existió como individuo.
Pero no es unánime ese criterio.
Por lo que a mi respecta,
lego como soy en la materia, he tenido el gusto de leer y releer esas obras,
y lo cierto es que me parecen obras bien distintas una de la otra,
tanto en su tema cuanto en su estilo o técnica literaria.
Pero esto puede ser y es secundario,
amén de que es asunto de especialistas.
Lo importante es que tenemos las obras y podemos disfrutar de su lectura.
Ahora quiero señalar y así termino,
que la posibilidad de que La ilíada y La odisea sean obras colectivas de autores anónimos,
es simbólicamente significativo,
ya que la literatura y la poesía que se escriben hoy,
son el resultado de una larga tradición que se inaugura con tales obras,
y en la que los partícipes son incontables escritores, conocidos y desconocidos,
de todos los países del orbe, de modo que no es tan importante quien escriba las obras,
sino que ahí quedan para la posteridad.
Es un vicio o torsión del recto sentido de escribir poesía y literatura,
hacerlo con el propósito de hacerse rico o famoso.
Y de veras que sí pueden haber quienes escriben y publican con ese propósito,
y que probablemente viven tropezando con la misma piedra de la decepción.
Termino citando a Faulkner: “Nada puede destruir al buen escritor. Lo único que puede alterar al buen escritor es la muerte. Los que son buenos no se preocupan por tener éxito o por hacerse ricos.”
Y yo agrego que eso vale también para los que no somos tan buenos.
Todos tenemos derecho a intentar la literatura y la poesía, porqué no,
lo que no está bien es que por ello
se quiera alcanzar fama y riqueza,
y peor si hubiera falsificación de por medio.