Amanece.
El sueño de la noche fue reparador.
Ya está, grisácea, la tierna alborada en mi ventana.
Y viene trotando el día.
Habrá que hacer algo para darle sentido y que no se vaya en vano.
Seguiré la tarea de corrección del material escrito en los últimos dos años.
Llevo esa tarea de modo subalterno; me gusta escribir pero me da pereza corregir.
Tengo que dar los primeros pasos tambaleantes; después alcanzo a tomarle el gusto.
Me sucede también con otras cosas en la vida.
Tengo que mentalizarme.
Vivir cuesta pero vale la pena.
Solo esta vida hay.