Somos inconscientes de las experiencias vividas durante nuestra condición prenatal y de niños infantes.
No recordamos siquiera las experiencias vividas que nos marcaron en ese tiempo de nuestras vidas.
Mucho de nuestra manera de ser, no sabemos qué ni cuanto, viene de lo vivido durante esa oscuridad de la consciencia.
Y lo mismo que nos pasa a nosotros les pasó también a nuestros padres.
Y a los padres de nuestros padres.
Y a los padres de los padres de nuestros padres.
Y así hasta perderse en las profundidades de la especie.
Se estima que el Homo Sapiens apareció sobre la faz del planeta, hace unos 300.000 años en el sur este de África.
Y el género de los homos hace unos 3 millones de años.
El registro de la evolución de la vida de nuestros antepasados,
lo heredamos a través nuestro padres, herméticamente envasado en los genes.
El origen del Universo se dio hace unos 13800 millones de años, con el Big Bang.
Y el de la vida en general hace unos 4000 millones de años.
Se puede decir que el conocimiento científico está en pañales.
Tiene menos de 500 años;
se inicia con Galileo Galilei.
El mundo es complejo y es natural e instintivo nuestro afán de conocer.
Y es así que debemos comprender los esfuerzos del hombre, a lo largo de la historia y aún antes, por conocer el mundo en que vivimos.
Las interpretaciones cosmogónicas de las iglesias tradicionales, se dieron muy antes de la formación del conocimiento científico, y su fundamentación es, por lo mismo, puramente fantástica.
Y sin embargo perduran todavía y aparecen otras con nuevos bríos; todas ellas constituyen un gran obstáculo para el avance del conocimiento en las grandes mayorías de la población mundial.
Es una lástima que nuestra vida personal sea tan breve, porque, por lo visto, esto apenas está comenzando.