Roderico Rodríguez, escritor costarricense

¡A vivir se ha dicho!

La vida es una cadena interminable de tiempo
en el espacio.
Su lejano principio viene
desde hace 4000 millones de años,
cuando surgieron los primeros vestigios unicelulares
en las aguas salinas del mar.
Sus antecedentes están en el Big Bang,
hace 13.800 millones de años.
Antes de entonces no sabemos,
aunque lo lógico es que haya antecedentes.
Tal como sucede con el Universo que conocemos
y el desconocido que suponemos,
porque no alcanzamos a verlo.
Vista desde el inicio hacia adelante, la cadena del tiempo
se adentra ya 93 mil millones de años luz en el futuro,
desde su inicio en el Big Bang.
(46,5 mil millones en todas direcciones desde el centro,
donde estamos nosotros,
pues el tiempo solo así tiene sentido).
El Universo va ciegamente en expansión,
desde el centro hacia todos lados.
Visto así el escenario,
qué puede significar la vida de uno en esa inmensidad,
menos que una gota de agua en el mar océano,
prácticamente nada…
No queda más que vivir la vida
con alto voltaje,
en función de la intensidad,
no de la extensión.
Hacer de cada instante
un cosmos.
Vivir como locos por vivir,
porque la duración es casi inexistente,
un espejismo, una ilusión.