Hay que mantener la vela prendida.
Comienza un nuevo día.
Hay que dejar el lecho calentito y asumir las tareas que trae la jornada.
Si no hay nada en agenda, pues a leer se ha dicho.
Se trata de hacer algo
y no quedarse inútil,
porque lo asaltan los demonios del ocio.
Hay que mantener la vela prendida hasta que se acaba.