Yo tengo en mi vida
grandes y vitales afanes realizables
para una vida por vivir.
Es un derecho ínsito a la vida,
soñar la vida.
Y así me dejo engolosinar.
Pero a la hora de las verdades, no me queda más opción realizable,
que poner los pies en mi pura y dura realidad.
El escenario de mi propia vida.
Y el ínfimo drama del día a día.