Tengo mucho material escrito,
apilado en hojas de papel para corregir, seleccionar y si es del caso, publicar.
Solo el hecho de pensarlo me abruma.
No sé por dónde comenzar.
En cambio, sé bien,
que si se tratara, pongo por caso,
de levantar un galerón para meter el carro,
ya estaría, desde buen temprano,
serrucho y martillo en mano,
dele que dele sin parar.
Y es que somos lo que somos, no hay quite.
La cuestion está en saberlo.
Soy un carpintero
que necesita escribir para sentirse pleno.