Uno siempre piense que piense,
noche y día,
sin solución de continuidad.
Esa condición de pensar es
la condición que distingue al bicho humano
de los demás animales,
y hasta le confiere superioridad sobre ellos.
Y eso puede estar bien o puede estar mal,
pero a lo que voy es,
al hecho de que esa facultad del pensamiento sea involuntaria;
uno piensa y piensa y no puede dejar de pensar.
Tiene un encendido permanente
que ni con el sueño se interrumpe,
cuando soñamos.
Siendo así el pensamiento parece un tormento más que una cualidad.
Si esa condición fuera elegible,
quien sabe si muchos no preferiríamos,
mejor vivir con la mente en blanco, descansados,
en vez de estar piense que piense,
con encendido continuo.
Ser Homo Sapiens tiene su precio.
