Hay que estar atento,
en tensión permanente,
presto a la mínima ocasión.
Un símil que viene al caso
es el felino al acecho,
listo a saltar sobre su presa.
El poeta busca la inspiración continuamente,
y el material con que trabaja
es la dicha y la desventura
de su propia vida.
Esa vigilia es condición “sine qua non”.
Y hace de la poesía un quehacer minoritario.
