He atravesado el oscuro túnel de la noche
y ahora estoy en la puerta de salida,
donde comienza a rayar,
abriéndose campo en la espesura,
la tierna luz humeante
de la alborada.
En la boca del día,
dispuesto a emprender la jornada
y enfrentar las vicisitudes con entusiasmo.
Uno más para trasegar paso a paso,
atento a los detalles,
dispuesto a no dejarlo pasar en vano.
Un día más como un rico vaso de agua fresca en la garganta.
O la preciosa fruta que se
exprime gajo a gajo.
A vivir se ha dicho.