Tengo que escribir
para estar en armonía conmigo y el mundo.
Digo armonía
porque eso de la felicidad
más parece una bacanal,
con las bien sabidas consecuencias
que esos excesos engendran.
Escribir junto con leer
es mi forma de estar bien.
Es un íntimo trabajo
de yo con yo, y los demás
que no pueden faltar.
Tengo que recordar que yo soy yo y el otro a un tiempo.
Olvidar al otro es olvidarme a mí.
En vez de yo soy,
mejor somos el otro y yo.
Escribir es un trabajo que me gusta.