Mi vida va sobre ruedas en estos tiempos.
Todos los días prácticamente lo mismo.
De la mesa a la hamaca,
de la hamaca a la mesa.
Nada extraordinario.
Y francamente prefiero que así sea.
Esos tiempos regios y cambiantes,
de aventuras y hazañas juveniles,
pasaron para mí.
Ahora, a estas alturas de mi edad,
vivo mis andanzas aventureras literariamente,
desde la hamaca.