Ahí está el detalle
La tarde gris, la misma de ayer y antes de ayer.
Viene la noche sempiterna.
Gira la noria del tiempo.
Y ahí voy, solitario y sumiso.
Recuerdo antes cuando esperaba con entusiasmo el fin del día.
Venía la noche con sus aquelarres:
las clases, los amigos, las amigas, las cenas, las mesas de tragos, el amor furtivo o declarado.
Había esperanza, ilusión.
Y ni qué decir de mañana y sus expectativas.
Y así todos los día y ni hablar de los viernes, o del fin de año.
La gente normal no vive este vacío emocional que me viene con las tardes;
han dado los pasos que dieron y han llegado.
Yo también los he dado, pero muy inopinado, y ahí está el detalle.
Qué sería de mi sin la lectura y la escritura.
Ni lo pienso.
Mejor sigo leyendo.